El licenciado Mario Carrizo, artista visual y docente, presentó en la última edición de nuestro ciclo de entrevistas su recorrido y mirada sobre el arte contemporáneo en La Rioja.
Su vínculo con el arte comenzó desde muy temprano. “Al salir de la primaria ya tenía una cierta decisión de hacer arte, siempre me quedó esa cosa de ver qué pasaba con el famoso dibujo”, recordó. Esa inclinación lo llevó a estudiar en el Polivalente de Arte, donde descubrió que la formación artística iba mucho más allá de la pintura y el dibujo, e incluía disciplinas como la escultura y la teoría de la composición. Desde entonces, transitó un camino dual: “Las dos cosas me gustan, me gusta tanto la docencia como la faz artística. Ese es mi camino, las dos cosas no van una separada de la otra, se complementan”.
Carrizo combina su vocación docente con la producción artística, explorando diversas técnicas como la pintura, el collage, la escultura y la incorporación de objetos no convencionales en sus obras.
Su primera muestra individual se realizó en 2015 y desde entonces ha consolidado un estilo marcado por la experimentación y la variedad de materiales. Carrizo destacó que su proceso creativo se nutre de los materiales mismos, que lo inspiran a generar nuevas propuestas. Ha trabajado con elementos inusuales como caramelo, chocolate o galletas, y adelantó que su próxima muestra, prevista para 2026, seguirá esa línea de innovación.
Durante la pandemia, cuando el acceso a materiales se volvió limitado, Carrizo encontró en lo digital un nuevo camino creativo. Así nació la serie La huevada. “En ese momento no se podía salir, entonces dije: tengo que buscar otras cosas que sean diferentes. Y a partir de una obra empezaron a surgir otras y hasta la actualidad sigo trabajando con collage digital”, contó. Parte de esa producción ya está preparada para una futura muestra, que se concretaría a fines de este año o directamente en 2026.
Su mirada sobre la creatividad es clara: no es un don reservado para pocos, sino una práctica que se ejercita. “Todo el mundo es creativo. No solo en lo artístico, también en lo matemático o en lo literario. Hay que despertarla y trabajarla. No es que va a venir sola, hay que sentarse a pensar qué quiero hacer y cómo lo quiero hacer”, reflexionó.
Respecto a los mensajes en sus obras, reconoció que los primeros trabajos estuvieron marcados por temáticas duras. “Las más queridas son las primeras, porque es como parir un hijo. En mi caso hablaban de Ruanda, del hambre, de Malvinas o de la dictadura. Siempre hay un mensaje, aunque la obra sea abstracta”.
En cuanto al rol de la inteligencia artificial, sostuvo que se trata de una herramienta útil, pero remarcó que la diferencia está en la capacidad del artista de explicar y fundamentar su obra. También subrayó que detrás de cada creación siempre hay un mensaje, ya sea político, cultural o social, como lo reflejan algunas de sus obras sobre Malvinas, Ruanda o la dictadura.
Inquieto por naturaleza, Carrizo también se vincula con la danza contemporánea y aérea, e incluso con la coreografía. “Hago de todo un poco. A los 30 me largué con la danza y sigo. Uno no se puede negar si tiene ganas de hacer”, aseguró. Su próximo desafío artístico será una muestra con materiales poco tradicionales: “Lo que se viene tiene que ver con galletas, con lo dulce. Siempre busco ir por otro camino para no presentar más de lo mismo”.
La muestra de Mario Carrizo permanecerá abierta hasta el 15 de septiembre en el Teatro Víctor María Cáceres, con talleres y actividades paralelas destinadas a estudiantes y público en general.







